sábado, 12 de julio de 2014

No podría decir un número. No estoy en condiciones de arriesgar a decir la cantidad veces que vi el gol de Diego a los ingleses. Los goles. Porque para mí los dos son gloriosos. El gol de Kempes en la final del 78. La patada de Diego al brasilero en el 82. La otra mano de Diego con URSS en el 90. Los 4 penales que atajó Goyco. "La travesura" de Cani a Tafarel y el desesperado "¡Diego! ¡Diego!" del 94...
Incluso también me dediqué a ver historias de otros mundiales y de otras selecciones. Golazo de Hagi a Colombia en el 94, el gol en el 90 del "Bendito" Rincón después de un pase de Valderrama hermoso, sobre la hora, para empatarle a Alemania y pasar a cuartos. Platini pateando afuera en los penales del 86. El golazo del escocés ese que ni el nombre me acuerdo en el 78. El zaireano que escuchó el silbato del réferi y salió corriendo y pateó la pelota en un tiro libre para Brasil en el 82. Hasta llegué a escuchar el relato entero del Maracanazo en el 50.
Pero había un pensamiento que se me cruzaba por la cabeza, más allá de la emoción que me causaran los videos, los comentarios, los relatos. "Qué lindo estar ahí". Simple. Conciso. Expresión de deseo implícita. "Qué lindo estar ahí".
Y pasaron los años y me esforcé y me fui a Sudáfrica y cumplí varios de esos "Qué lindo estar ahí" pero, claro, el 4 a 0 me partió al medio. Así que, obstinado e inconformista como casi nunca, me decidí a ir a Brasil, para ver qué pasaba. Porque Sudáfrica fue maravilloso, pero estaba solo y acá seguro que alguien me iba a acompañar. Aparte, el mundial realmente es una fiesta y si uno puede estar, tiene que estar. Es simple. Pero, para mí va un poco más allá. "Qué lindo estar ahí".
Y al final, con mucha suerte y con mucho esfuerzo, estuve ahí. Y esta vez no estuve solo, sino que rodeado de amigos, ¡y hasta vi un partido con mi viejo!
Vimos en vivo goles de Messi que quizás vayamos a ver muchos argentinos cientos y cientos de veces. Como el de Bosnia. O el tiro libre a Nigeria. O esa corrida a brazos abiertos después de clavarla en el ángulo sobre la hora, para que cierren bien el culo todos los brasileros que estaban festejando por Irán. Igual que lo cerraron cuando Palacio la robó, se la dio a Lio y este a Di María y chau Suiza, otra vez sobre la hora.
La historia ya la saben todos. Jugamos en San Pablo. Estaba lleno de argentinos. Empatamos 0 a 0, fuimos a penales y ganamos. Mascherano se puso el equipo al hombro, se vistió de héroe y le pasó la posta a Chiquito Romero que se hizo gigante. Y me pareció que Messi festejó más ese triunfo que todos los goles que hizo en su vida. Pero estoy seguro que ninguno de ellos 3 sabe que había un cabezón ahí, con una peluca negra de rulos, a quien le estaban cumpliendo un sueño. Penales en una semi, ganar, ir a la final y estar ahí. Porque la entrada la tengo, y no la cambio por nada. Es mucho más fácil nombrar millonarios que personas que hayan estado en la final de un mundial.
Queda un pasito...













lunes, 7 de julio de 2014

Para muchos, bah, no, mejor dicho, para algunos será una pavada, pero el fútbol es lo más importante de lo menos importante de mi vida (creo que es de Varsky la frase). El sábado se escribió una nueva página en la historia del fútbol argentino y en esa página hay un tema del cual hace 24 años que no se hablaba. Y nosotros estamos ahí, quizás ni siquiera ocupando una línea, pero estamos ahí. Y lo estamos disfrutando y lo estamos viviendo todo al máximo. Podemos pedir más, sin dudas, pero estamos felices de todo lo que llegamos a vivir hasta acá.
Detalladamente, después de despedirnos de todos, con Tony y Pablo tomamos la ruta de vuelta hacia Brasilia. Plan de viaje: San Pablo, noche en Uberlandia, salir temprano para Brasilia y ver los partidos en el camino. Así fue cumplido todo.
Las rutas del Estado de San Pablo son impecables, pero al cambiar de estado -Minas Gerais y Goiás- cambia todo y hay que ir con un poco más de cuidado. Llegamos a Uberlandia y, después de recorrer un poco, conseguimos un hotel muy bueno y bastante barato. Salimos a cenar por ahí y después ya nos volvimos a dormir porque nos quedaba un buen trecho hasta Brasilia (son 1000 km en total, dividos en un tramo de 600 y otro de 400).
Frenamos a ver el partido de Francia vs Alemania en una ciudad llamada Castelao. El partido de Brasil lo vimos en un pueblo llamado Cristalina. Lo vimos en un bar/pool metido en el centro del pueblo. Increíblemente, todos fueron muy amables, respetuosos y hasta le regalaron una cerveza a Tony.







Llegamos a Brasilia alrededor de las 23.30 y se nos puso difícil conseguir un lugar para dormir. Relativamente cerca del centro, nos querían cobrar 250 reales por una noche, más del triple de lo que pagamos en San Pablo. Después de mucho averiguar, y gracias a las gestiones de Pablo, conseguimos un hotel alejado del centro por 100. Nada mal en cuanto a precio, todo mal en cuanto a calidad. La buena onda sobra, así que no nos importó demasiado. Encima, queriendo salir a cenar nos encontramos con que la zona de joda durante la noche era a 3 minutos del hotel. Ideal.

Nos levantamos temprano para el partido y fuimos directo a la cancha con Steffan, un alemán que se nos unió. Vimos el primer tiempo todos separados porque intentando conseguir un buen lugar nos fueron echando uno por uno. Terminamos con Tony en nuestros lugares originales que, aunque estaban muy alto, nos tocó justo en el medio de donde estaba la mayor parte de los hinchas argentinos. Sufrimos y festejamos todos juntos. Nos abrazamos con gente que jamás vamos a ver de vuelta, pero estábamos todos desborando de alegría.
Después del partido fuimos al Fan Fest a hacer fuerza por Costa Rica, pero no dio frutos.
















A la noche queríamos salir pero nos quedamos dormidos. Mejor, porque al otro día aprovechamos para salir más o menos temprano para Belo Horizonte. Se nos sumó al viaje Juan, un sanjuanino que paraba en el hostel. Cuando llegamos a Belo Horizonte nos avisó que se iba para Río de Janeiro directo. Así que ahí mismo lo perdimos.

Hoy hicimos un cambio de hostel, a causa del precio. Todo sube porque mañana juegan Alemania vs Brasil aquí, así que buscamos una opción más barata. Después nos fuimos a chusmear Cidade do Galo, donde está concentrando la selección. Nada importante pasa ahí. Solo hay gente que acampa a la espera de vaya uno a saber qué.






Pablo está desesperadamente intentando conseguir entradas para el partido de cuartos, pero se le está complicando. Mantenemos la fe intacta. Ahora estamos en un hostel, haciendo un asado, escuchando música y tenemos planeado salir a dar una vuelta. Mañana, después del mediodía, salimos para San Pablo.

Nervios y ansiedad a la orden del día.

jueves, 3 de julio de 2014

San Pablo. Argentina vs Suiza

Bueno, como todos ya saben, pasamos octavos de final. 1 a 0 a Suiza, sobre la hora del segundo tiempo suplementario. Me gustaría tener la capacidad explicativa para contarles con precisión lo que sentimos cada uno de los que estábamos en el Itaquerao viendo ese partido. Fue increíble. Ya estaba todo dado para los penales, ya estaba todo terminado. Los brasileros que teníamos alrededor -que eran muchos-nos estaban verdugueando mucho. La bronca que nos daba verlos todos pintados de rojo con la cruz blanca en el medio, o con esas remera amarilla repugnante. Ya realmente los odio. En la cancha, los odio.

Pero bueno, la cuestión es que el lunes nos reencontramos con Damu. Lucas y Fafi. Felices todos por el reencuentro, vimos el partido de Francia y después nos fuimos a Vila Madalena, una zona de bares acá cerca del hostel, para ver el partido de Alemania. Los bares estaban todos cobrando 10 reales de entrada, cosa que no aceptábamos de ninguna manera, así que terminamos viendo el partido en la tele de un supermercado. Después si nos fuimos adonde estaban los bares y estuvimos en la calle un rato con el mar de argentinos que invadió San Pablo. Una noche tranquila. Había que descansar para el partido del otro día.
Nos levantamos a las 8, desayunamos ya vestidos de argentinos y nos fuimos a la cancha. Nos encontramos con Marcos, el hermano de Tony, en la estación de tren y fuimos los ocho todos juntos al estadio. Teníamos buenos lugares pero primero nos ubicamos bien cerca de la cancha, en la platea, para sacarnos unas fotos cerca de los jugadores. Treinta minutos antes de que empiece nos fuimos a nuestros lugares y nos acomodamos bien.
Todo el partido fue un sufrimiento disfrutable. Había muchísimos brasileros y la gente argentina estaba dispersa por todo el estadio, por lo que era difícil cantar algo al mismo tiempo.
Al final se iluminó Messi, se la dio a Di María y listo. Chau Suiza, chau brasileros. A su casa todo el mundo. Menos nosotros, que seguimos festejando y nos fuimos al Fan Fest de San Pablo a ver Bélgica vs EEUU. El Fan Fest no está tan bueno como el de Copacabana, pero está bien. Divertido. Creo que la mayoría estaba hinchando por los yankis. Hubiese sido un partido bastante más accesible. Después del partido del Fan Fest volvimos al hostel, dormimos una siesta e intentamos ir a cenar a Vila Madalena. Cosa difícil porque a la 1 ya estaba todo cerrado y a las 2 la policía echó a todo el mundo. Conseguimos comer, con muchísima suerte, una pizza muy chica y muy cara. Algo es algo.

















No hay mucho para contar del miércoles. Lo usamos para comprar reales en un shopping, almorzar a las 5 de la tarde fideos y cenar a las 11 choripanes. Algunos salimos a la tarde a conocer un poco de San Pablo, pero nada para contar.

La noticia del día es que por motivos de traslado, económicos y de falta de entradas. Fafi. Lucas y Damu se separan hoy de nosotros. Una pena muy grande. A la madrugada partió Nacho para Buenos Aires. Así que ahora somos 3, Tony ,Pablo y yo, y seguimos camino a Brasilia, previo paso por Belo Horizonte.